Trepen o <<despertar>>, <<conmoverse>> a causa de abrupto darse cuenta, es el estadio más alto de ese acecho inicial. Es motor, energía y meta del inarumen o proceso de la plena presencia en el momento presente. El análisis lingüístico de este verbo tan fundamental y central en la cosmovisión, arroja luz respecto a qué ocurre al interior de ese fenómeno de la, a veces, abrupta <<comprensión consciente>>. El prefijo tre procede del verbo trekman, que es el <<estallido de las chispas en dirección de una persona>>. Por su parte, pen, como sufijo, corresponde a la idea de <<encontrar>>, <<hallar>>, <<ver>>. Pero antes de unir ambas raíces, hay que agregar que la misma voz, empleada para designar la idea de despertar, también alude a <<estar alegre>>, de <<buen humor>>, <<alentado>>, <<con ánimo muy positivo>> (trepe, chrepe, chepe). Y como adjetivo, trepen es <<espantadizo>>, <<sorprendido>>, casi <<asustado>> o <<asombrado>>. En consecuencia, sería el asombro —casi equivalente a un susto sagrado con un nivel de total optimismo— por el estallido de la chispa de la comprensión a causa de haberse hallado, abruptamente, el secreto o la visión. Agreguemos que, para hombres y mujeres, adultos y jóvenes, la norma de vida principal, el <<primer mandamiento>>, era Trepelaimizuam: <<¡Ten tu mente despierta!>>.